Compartimos el planeta durante 10.000 años más con otra
Humanidad que vivió en la isla de Flores, en Indonesia. Eran hombres de un
metro de altura que habían
encogido a partir de una población de 'Homo erectus'. Su capacidad craneal era
de sólo 380 centímetros cúbicos (menor que la de un chimpancé). Los primeros restos de 'Homo floresiensis' (como ha sido bautizada la nueva
especie) fueron desenterrados en septiembre del año pasado en la cueva de Liang
Bua, en Flores: consistían en un cráneo, un fémur, una tibia, costillas, parte
de una pelvis... Un equipo dirigido por Peter Brown y Mike Morwood, de la
Universidad de Nueva Inglaterra (Australia), ha sacado a la luz desde entonces
huesos correspondientes a cinco o seis individuos, así como herramientas de
piedra y restos óseos de animales. Estos fósiles son uno de los descubrimientos
más excepcionales de la paleoantropología en medio siglo.
La datación
de los restos de Liang Bua demuestra que otra Humanidad sobrevivió hasta hace
unos 18.000 años, como poco, y los investigadores estiman que puede que ya
existiera en Flores hace 78.000 años. Esto quiere decir que hace 50.000 años
había en nuestro planeta, al menos, tres especies de humanos y que la
desaparición de los neandertales en Europa, hace unos 28.000 años, no marcó el
principio de nuestra soledad.
En Flores se
han descubierto herramientas líticas de 840.000 años de antigüedad. Lo que no
se sabe es si nuestros antepasados y este pariente lejano se vieron las caras,
ya que las primeras pruebas de la presencia de nuestra especie en Flores datan
de hace 11.000 años.
El descubrimiento
del equipo liderado por Brown y Morwood abre una apasionante vía a la
paleoantropología del siglo XXI: si en un medio ambiente insular aislado
sobrevivió un homínido hasta hace tan poco tiempo, pudo ocurrir lo mismo en
muchas otras islas que aún no han sido exploradas por los paleoantropólogos.
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